Hasta ahora hay gente que se rebana los sesos tratando de descubrir la verdadera fecha del nacimiento de Cristo. Pero todo está más verde que pepián de albahaca. Si hasta el Papa Juan Pablo Segundo, al dar la bienvenida al Jubileo 2000, reconoció que se actuaba en base a "cálculos aproximados". En todo caso, "la agrupación de estos planetas, como en esta carta, es muy rara, y puede interpretarse como la señal de un acontecimiento extraordinario", dice Espinoza.
En algún sentido concuerda con César Pasalacua, un astrólogo védico al que, por cierto, la idea de hacer cálculos especulativos no le hace la menor gracia. "Uno no puede hablar así de Cristo, al que consideramos un maestro", señala.
El hombre dice que puede haber alguno que otro error, pero que con la fecha exacta se tendría un carta tan certera como una partida de nacimiento. Por lo menos acepta que la del 28 de febrero se acerca mucho.
"Cristo es un Sanyasi, un renunciante al mundo material. Su nacimiento marca el inicio de la era de Piscis, que lo acerca al mar, a la humanidad. De ahí la referencia a ser pescador de hombres, la multiplicación de los peces y la pesca milagrosa", dice.
Los cálculos astronómicos y su interpretación tienen carácter universal. Lo mismo ve un matemático peruano que un astrólogo hindú o uno chino. Si uno los desarrolla puede encontrar señales del tiempo en que -supuestamente- se recluyó con maestros en la India, en qué momento retomó su vida pública y cuándo empezó a enseñar. Por cierto, siguiendo la lógica de estas fechas, el año 27, cuando tenía 33 años, Marte aparece junto a Saturno, lo que señala una muerte violenta. Y están cerca de Aries: el cordero.
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